William Shakespeare es uno de los mayores genios de la humanidad, no sólo por sus escritos sino por su filosofía de la vida.

A menudo tan cruda como poética. Sus obras y poesías de amor son insuperables.

Mencionaba: “Cuando afirmé que moriría soltero es que no pensaba vivir hasta que me casara”, es una muestra de la ironía con que vivía.

“Sabemos lo que somos, pero ignoramos lo que podríamos ser”, es un eterno descubrir de uno mismo.

En un reto a la vida “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos” cuestiona la validez de nuestras propias decisiones o el libre albedrío.

Era un eterno enamorado “Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con las palabras”. El amor es ciego, sordo y mudo cuando aparece.

Sabía de la debilidad y fácil control de las masas “Si las masas pueden amar sin saber porqué, también pueden odiar sin mayor fundamento”, esto se aplica en la vida para manipular al pueblo.

“La vida es un cuento narrado por un idiota, lleno de sonido y furia que nada significa”, que es el mismo concepto de ilusión o maya, la inexistencia del mundo material.

“Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso las horas y el tiempo pasan”. Nada es tan terrible en la vida que no pase. Todo se convierte en pasado.

Tienes que mantener la calma siempre “Allí en dónde el agua alcanza su mayor profundidad, se mantiene más en calma”. La calma es la profundidad de la sabiduría.

“Nadie es culpable cuando todos desatinan”, la ironía de la vida.

Muchas veces el odio nos hace más daño que el perdón. “No enciendas tanto la hoguera contra tu enemigo que alcance a quemarte”.

Finalmente “Estamos hechos de la misma materia que los sueños y nuestra pequeña vida termina durmiendo”.

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